viernes, 17 de julio de 2009

Vverde

De vos no queda nada sino el verde, por todas partes. Un color pálido que se trepa por las paredes; parece un musgo apagado. Quizá también ha muerto como vos. Ya no recuerdo cuántos días hacen desde que vos ya no. La noción del tiempo ha perdido todo el sentido para mí y es porque el dolor sólo me permite eso: sentir el presente. Sucede que en medio de la noche me despierto de ya estar despierto, un ardor me sube por toda la garganta y los ojos se me llenan de lágrimas. Quisiera decir que es porque te recuerdo, pero no. A veces el cuerpo nos invade de de tal forma que. En fin, las cosas se mueren con nosotros: tu ropa debe marchitarse en la oscuridad de los cajones y afuera la bicicleta está desinflada, o ya no existe.

Estoy cansado. Ahora creo que es cuando realmente puedo sentirlo y expresarlo así, pero eso ya no tiene sentido. Sé que es agosto y que las uvas están verdes como la pared, que te enterré no hace mucho y que no voy a tardar en seguirte hacia la nada. Quizá debería recordarte, esbozar alguna palabra cariñosa sobre lo que fuimos, acariciar tu costado de la cama. Pero para qué, ya no existo, sólo soy una voz, estas palabras escritas. Sé lo que fuimos y no vale la pena añorar, el recuerdo es un invento. Sólo queda esta hora sucia, el dolor cada vez más irreal y lejano; el verde pálido que se mete adentro mío y me dificulta respirar.

Creo que ésta es una de las cosas más opresivas que he escrito, pero bueno, eso es culpa de Edvard Much, y de Juan (?). Bueno, del cuadro hay demasiado para decir, pero lo que más me impresionó fue el verde pálido de la pared de fondo y el rostro de la mujer, tan pálida como. La expresión enajenada de la mujer y eso color tan irreal me parece que representan la muerte. El escrito de Juan me recordó a un tío abuelo que murió hace unos meses. La historia (breve) es la siguiente: él y su esposa estaban muy enfermos de cáncer. Ella falleció en julio del año pasado y él la siguió 29 días después (sí, casi un mes, porque esas cosas pasan en la vida real). Lo que quise expresar con el texto, en relación al escrito de Juan, es cómo ante algo tan absoluto (o definitivo) como la muerte, los aspectos de la realidad cotidiana pierden sentido; o en realidad nos damos cuenta de que jamás tuvieron sentido. En fin, ha sido una manera muy interesante de decir que la vida no tiene sentido, y la muerte tampoco. Por último, me gustaría aclarar, en honor a la memoria de mi tío, que él era una persona muy alegre y, como suele decir la gente: lleno de vida. No, en serio, yo lo recuerdo con mucho cariño y su muerte fue algo que me tomó por sorpresa.

6 comentarios:

Paco Marzo dijo...

sentir el peso de las pausas, como falta de aliento, es un cargar profundo el de estas letras.

Emociones que no respetan nada y saltan al lomo de quien las lee...

Gracias por el aporte.

Mario Morquencho León dijo...

un gran texto... el dejar notar eso: el que ya nada tiene sentido... el estar cansado de todo... lo marchito y desinflado

se dejo sentir el texto y eso es lo importante

un gusto

Anuar dijo...

el gusto es mío, Mario Martín. Che Cedric, menos formalidad que estamo' entre amigo.

Raquel Getzel dijo...

Es un texto cargado de tristeza, melancolía..."De vos no queda nada sino el verde, por todas partes." Qué fuerte comienzo!

Lamento de lo tu tios abuelos, pero al estilo Romeo y Julieta morieron también para vivir su muerte juntos...

gracias!

Valhalla dijo...

"vos ya no." pienso que ese tipo de frases le dan un sentido muy rítmico y peculiarmente tuyo. Es parte de tu distintivo, tu estilo. Mucho más lejano que ser reflejo de un acento, de un país, de una costumbre, ese ritmo tácito que se marca delicado entre las letras tuyas, transmiten la imagen de tus labios, libres de toda historia, moviéndose, diciendo palabras reales, sin lastres de espacio ni tiempo.
Destaco mucho de este escrito en peculiar que me llenó, me gustó. Su franqueza, el trabajo de ignorar a los que leen, quitarse la camisa, los prejuicios, dedicarse a comparar entre lo que nos enseñaron deberíamos sentir y lo que realmente sentimos, preguntándonos si al no encajar estamos deshumanizándonos o por el contrario, poniéndonos más en contacto con el verdadero humano en nosotros, el que busca salir y sentir sin que tengan que enseñárselo, (porque esas cosas no funcionan así) esas son las cosas que reflejan tu escrito. Medido, sin excesos, y en su mesura, desbordante. No te había leído bien antes, pero creo que seguiré haciéndolo.
Un abrazo compadre

Sudestada dijo...

Muy fuerte, lleno de imágenes y sensaciones, realmente el verde de la pared da qué pensar.