Yo, que hace tanto tiempo me fui, que nunca estuve a su alcance,
Que para ellos tan poco fui y ahora con amargo romance,
Entretejen mi historia como si la conocieran,\
Como si mi vida fuese pronunciable,
Resumiendo,
Hostilmente resumiendo,
Tanto que dejé fluir en mis venas
Y ahora parece caber en tres horas,
En dos lágrimas,
En una cama,
Resumiendo, resaltando solo lo que está en el margen de su memoria,
Rezando, como nunca habían rezado,
Como nunca yo quise hacerlo,
Por un alma perdida que se les va de las manos,
Y Llorando, inútilmente llorando,
Sin saber que mi alma se fue conmigo hace tiempo,
Que sus lágrimas ya no me salvan,
Que la muerte fue lo menor de mi espanto,
Y que extrañarme es en vano,
Pues ni mi vida habrá valido tanto…
Munch pinta, yo miro.
Tengo jaqueca, sueño y sigo intoxicado. Nada mal para un viernes a medio día.
Hablo como si no me importara porque de hecho no me importa, solo paso en un rato de tregua que me concedió la enfermedad para ojear que hay hoy debajo de la olla.
Hmmm, Munch… suena apetitoso, el solo fonema resulta un poco salado.
Me detengo, muerte de nuevo. Siempre muerte, amor, soledad y sus respectivos demonios.
Bueno, tal vez es cuestión de morirse de vez en cuando; entonces me muerto, me voy para la cama de sábanas blancas, llegan mis allegados al cuarto, toman sus poses indiscutibles como si tuviera la misma premeditación que el cuadro de la última cena. Mi hermana es la única con las agallas de mirar de frente al pintor y decirle con sus ojos “yo si estoy triste”.
Repugnante, es muerte y solo eso. Tanto llanto, tanta parafernalia…
…decido levantarme un rato de la cama, declamo con voz ya muerta esos versos lentamente,
Termino y vuelvo a recostarme, a ver si me dejan morir…
1 comentarios:
Popularmente se le da mas valor a la vida que a la muerte, pero quiénes somos al nacer mas que un saco de hambre y llanto. Al morir, es cuando nos volvemos valiosos. Hemos vivido, hemos dejado huellas en nuestros amantes, nuestras escuelas, nuestras paredes... Darle el justo valor a la muerte en ese momento final, es cuestión de orgullo no de vanidad...
Gracias!
Publicar un comentario