viernes, 17 de julio de 2009

Monólogo a una casi muerta.

Aún no he muerto! Mírenme! Aquí estoy! Por qué nadie me ve? Sigo existiendo. No me muevo, no puedo comer, ni respirar, no tengo orgasmos. Vivo pegada a esta máquina que me mantiene viva y no me deja dormir. Maldito ruido infernal que hace. Y es de última tecnología dijeron ellos, pero que va! tiene toda la pinta de ser mas vieja que yo. Soy como una tostadora pienso. Ando enchufada todo el día, meten y sacan cosas de mi cuerpo sin preguntar. Es que ya ni me ven a los ojos y eso me arrecha. Me arrecha porque de chiquita me enseñaron a ser educada y dar los buenos días, buenas tarde o buenas noches cuando llegaba o salía de algún lugar. Una vez fuimos a ver a la tía de mi papá que estaba muy enfermita la pobre, se ve que le dolían hasta los huesos y todo el mundo estaba tan sorprendido con mis buenos modales, que se olvidaron de la pobre vieja que estaba murmurando quién sabe que cosa y nadie la oía. Pero parecieran que ya no existen, que ya no están "de moda". El manual de Carreño ya no es vigente. Es que hay que ver, que ni a la muerte respetan. La dan a una por muerta, el doctor anuncia la hora que dice su reloj, que por cierto está siete minutos y medio atrasados; le cubren la cara y listo. Cada uno de vuelta a sus trabajos y quehaceres y una qué?. No queda mas que asumir la vaina y dejarse poner los santos óleos. Aunque debo ser honesta, la muerte no es lo que me imaginaba. Esto de estar muerta, o casi muerta mejor dicho, lo pintan mucho mejor de lo que es. Fíjense, hay gente que dice "volver" y cuentan que vieron ángeles de grandes alas blancas, y un haz de luz brillante multicolor que les hablaba y permitía una segunda oportunidad de venir al mundo y hacer el bien. Y luego son los mismos que ves en cada esquina de sabana grande vociferando su encuentro cercano como una nueva religión y te persiguen y hacen agarrar el folletito ese que dice que eres un pecador y que morirás. Entonces, hay que morir para ser un verdadero creyente? Estoy de estar media muerta es bien aburrido y desolador. Ni la tele me dejan ver. Porque la enciende la enfermera de turno y la gira para poder ver la novela desde su estación. Luego, está la gente que viene a verme. Amigas de la infancia, familia que no veo hace añales y lo único que hacen es lamentarse de mi estado, me ven con lástima y se van. Y lo peor de todo es que hablan de mi en pasado. Uy eso no lo aguanto. Me levanto de la cama y los ahorco con el cable de la maquinita del demonio. Mirénme! Aquí estoy! Ah, ya que más da? Un día estoy aquí y el siguiente ya no... No se ve quién está en la cama, quizás no hay nadie, quizás nunca lo hubo. Pero de ser yo quien yace en la cama de esta lúgubre imagen de seguro me arrecharía porque nadie se digna a verme a los ojos y decirme qué coño pasa! De allí, mi inspiración

3 comentarios:

Paco Marzo dijo...

Poder ser muertos en vida, rodeado de gente, sin estar en la cama, estando en la sala, en la escuela , en la cena familiar, con los amigos, con la pareja, sentirse muerto en todo instante. me encanto como es que la muerte se presenta como un acto colectivo como si la sociedad pudiese matarnos aun sin nuestro consentimiento... aun si es que no fuese la hora.


Gracias por el Aporte


C.

Valhalla dijo...

"El manual de Carreño ya no es vigente." Casi todo lo que le siguió a eso me gusto.
Cabe unirse a la pregunta de Cédric, cuando estamos realmente vivos?, se nace vivo? o vivir es un privilegio que solo algunos logran? se puede morir sin haber vivido? todo eso me queda resonando después de este escrito

Anuar dijo...

así como es el otro el que nos da existencia, también nos mata. Socialmente, y por medio de todos sus rituales y protocolos. Fue una lectura interesante.


saludos