en los laberintos encrucijados
de dos túneles de pepas negras
Las condenan por su búsqueda incesante
entre pisadas que se marchitan
cada trece minutos y medio
en la osadía de pretender ocultar
sus rostros libertinos
Dientes que emergen
entre la tibies de aguas
que se atraen en el silencio
de una sala con falta espectáculo
y espectadores de sobra
Ojos que ven de lado disfrazando la verdad
sobre miradas que falsamente se sorprenden
ante los deleites carnales de los seres
que queriendo ser vistos se despojan de ropas
que queriendo ver, se acomodan las bragas
Nadie se escapa, porque nadie lo intenta
Desposeernos de afuera hacía adentro
codeando con los curiosos disolutos
en su desenfreno libidinoso de ver y ser vistos
Los ojos sobre su cuerpo atentos
y ella... pariendo placer
Al ver la pintura inmediatamente pense en el voyeurismo. La mayoría con sus miradas atentas a esta chica que de espaldas a nosotros les da una muestra de piel. Otros ven de reojo. Pero al final... todos lo disfrutan pero nadie lo admite. Todos llevamos un poco de voyeur por dentro.