lunes, 23 de noviembre de 2009

Peep show

Hallarlas perdidas
en los laberintos encrucijados
de dos túneles de pepas negras

Las condenan por su búsqueda incesante
entre pisadas que se marchitan
cada trece minutos y medio
en la osadía de pretender ocultar
sus rostros libertinos

Dientes que emergen
entre la tibies de aguas
que se atraen en el silencio
de una sala con falta espectáculo
y espectadores de sobra

Ojos que ven de lado disfrazando la verdad
sobre miradas que falsamente se sorprenden
ante los deleites carnales de los seres
que queriendo ser vistos se despojan de ropas
que queriendo ver, se acomodan las bragas

Nadie se escapa, porque nadie lo intenta

Desposeernos de afuera hacía adentro
codeando con los curiosos disolutos
en su desenfreno libidinoso de ver y ser vistos

Los ojos sobre su cuerpo atentos
y ella... pariendo placer










Al ver la pintura inmediatamente pense en el voyeurismo. La mayoría con sus miradas atentas a esta chica que de espaldas a nosotros les da una muestra de piel. Otros ven de reojo. Pero al final... todos lo disfrutan pero nadie lo admite. Todos llevamos un poco de voyeur por dentro.

Virulanas y pocas nueces

Pensando que llamaria, me quede pasmado frente a la imagen cuadrada esperando que mis pensamientos, magicamente, lo hagan sonar.

Y mire al lado de mi ventana, como para distraerme un rato, sin poder, claro esta

Suena....

y no sono.

Sera que los pajaros no podrian tenerle miedo a las alturas. Y volaran con los ojos cerrados, esperando romperse el craneo contra algun edificio.

Suena

dale suena.

Sigo esperando que llame, aun cuando mis pensamientos ya me pesan. Se doblan las rodillas de mi sombra atras de la silla que no veo. Y duplico la apuesta. El celular tampoco suena.

Cabello Negro

Binomiales gestos

pocas sangres.

Ya casi no podria pensar en mas cosas. La suerte de no tener, me cala entre las rejillas de mis miedos y me deja pene desnudo. Sin orgasmo, solo ansia, el semen que no llega. La piel que cruje, y la voz que no suena. No se quiebra - no me duele.

( una pausa )

Los bolsillos, el telefono, el celular, la luz roja.

El silencio...

Pienso que no sonara mas y en mis huesos el frio se convierte en tibies. Me derramo sobre el oxido de sus piernas.

Dejando al fin entre el techo y treinta pesos.

no mas que un envase vacio

de mirada gorda

y espasmos de laxo brillo.

Suena

Dale

Suena.

si aún puedes sonar. para evitar esta tertulia de mucho ruido y poca grasa.

La mirada del gato me llamó la atención . Ver dentro de una habitación a personas todas formales y enfrente de ellas una mujer en lencería, me hacía pensar en cómo observan lo impúdico de su ser ( como si la mujer fuera solo un reflejo de lo que ellos son por dentro o quisieran ser ) Pero que la hipocrecía no les deja. La mirada del gato ( gato en buenos aires significa entre otras cosas una mujer que le gusta llamar la atención de los hombres y de la que se supone que es ligeramente accesible) Ver al "gato" entre los observadores, como si los delatara. En silencio, por supuesto, en secreto, entre cuatro paredes y un techo.

“Ace of Clubs”: Las mujeres de Lindner

¿Qué es la mujer? Y, en todo caso, ¿Por qué la mujer? Al parecer Lindner trato de resolver el problema en sus elaboradas masturbaciones mentales frente a un lienzo, quizá tra de dotar a la mujer de una respuesta, de una mirada o de un espíritu en sus pinturas. A mi parecer, esta intención la noto en “Ace of Clubs”.

Un hombre sentado con la mirada perdida, edulcorado en falsa elegancia y con esas tonalidades fúnebres y no participativas. Sobresale a su costado una mal proporcionada mujer, con los pechos desnudos, como una Venus de Willendorf grafiteada, y con ese regalo del gran Lindner; colores que incitan a la diversión sexual, y la lascivia artística. Ahora ¿Qué es la mujer? y ¿Por qué justo en ella se explora la desnudez alegórica y no en el hombre? Lo que Lindner, me parece, trata de resolver, es como hemos (todos) colocado a la mujer como centro de sexualidad, como si su espíritu (geist) estuviera entre sus piernas y su cerebro en la oscilación de sus pechos. Hemos, además, burlado todas aquellas normas clásicas de aquella Belleza (con B) vitruviana, a saber: “la cabeza contenida siete veces y media en la altura total del cuerpo, o la proporcionalidad entre la longitud de la mano y la altura de la cara, o las muñecas claramente delgadas, cutis fino, y demás parámetros.” Y es entonces, con esta burla, que rescatamos la “gracia, voluptuosidad desproporcionada y aquel sex appealque tanto deseamos en el objeto sexual. Ademas, ¿no sería aburrido admirar y desear la “Belleza”?.

Miremos a la dama en el cuadro. Explícitamente sugerente, disfrazada del coito mismo, parece querer reenfocar la atención continuamente ¿y acaso no es arrechable? ¿No es lo que deseamos (Todos)? Es aquí donde se quiebra la regla de la Belleza Única y comenzamos a sugerir una belleza subjetiva basada en el “sex appeal”. Pienso que para Lindner la mujer representa ese simbolismo, ese erotismo atractivo y esa emanación de sensualidad, todo dentro de un cuerpo que visiblemente rompe con lo que llamamos “belleza angelical” y que finalmente se amista solo con la vulgaridad y la desproporción corporal. ¿Por qué la mujer? Pero, ¿Y qué merito hace el hombre?

Lindner es un genio, y no solo su técnica de artista, sino su simbolismo hacen que uno se estremezca. Me interesa la publicidad, y por ende Lindner.

domingo, 15 de noviembre de 2009

ENCUENTRO por Richard Lindner

Richard Lindner

(Hamburgo, 1 Noviembre de 1901 - NY, 16 Abril 1978)

Fue un pintor del pop art, de origen alemán y nacionalizado estadounidense. Lindner marcó un punto y aparte en el pop art norteamericano, por su origen europeo y su manera de enriquecer el pop con rasgos del cubismo y del expresionismo alemán. En su arte, es recurrente la presencia femenina, singular por su tono amenazador, circunstancia que el artista consideraba accidental. Sus mujeres son siempre rotundas, de volúmenes fragmentados bajo influencia del cubismo, y parecen robots. Su sexualidad resulta imponente: pechos, nalgas y labios exagerados. Muchas veces, las miradas de los personajes están ocultas por gafas o antifaces.